Yo Campesino / Bajo la lupa


Queda claro; el espionaje contra opositores y “protestantes” es policiaco
Todos en el gobierno saben que si se quisiera terminar con los delincuentes se podría lograr casi de inmediato. Con los recursos con que cuenta lo que era la segunda sección del Estado Mayor y el exCisen, todos los criminales de alto rango y las células terroristas que hay en el país, están perfectamente localizados.
De hecho el Ejército ha mostrado en la mañanera para denostar la marcha de la llamada generación zeta así lo demostró y se presumió en cadena nacional, ubicando a los bots, organizaciones sociales que simpatizan con el movimiento, los “marchantes” que se sumaron y que fueron calificados de la extrema derecha así como los activistas que alzaron la mano en más de 20 ciudades del país para solicitar con su presencia en las calles, se termine la violencia y la corrupción que supura de la 4T.
Más pronto que rápido, los organismos de gobierno analizaron y encontraron y como es obvio se recurrió a los datos que ya tiene el gobierno con todos los nombres y apellidos de quienes promovieron desde las antes benditas redes sociales el movimiento de inconformidad.
Se supo hasta cuánto se gastó en la promoción de una marcha que no sólo se satanizó e intentó desprestigiar, deslegitimándola como una expresión social de hartazgo que tuvo como detonante el asesinato del alcalde de Uruapan, Michoacán, Carlos Manzo. Se dijeron nombres de personas y organizaciones, que a partir de ya, deben ponerse a buen resguardo porque seguramente les va a caer la persecución oficial.
No será raro que salgan carpetas de investigación o adeudos con el SAT para doblegarlos, propiciar que abandonen posiciones críticas y se olviden de andar solicitando que la 4T combata al menos su propia corrupción, así como sus complicidades con grupos criminales.
Del saqueo a las arcas públicas donde están metidos desde toda la ex familia presidencial hasta los actuales líderes de la mayoría en el Congreso federal, poco se habla, pero es obvio que la gente, hasta la “agradecida” con las dádivas, está enojada por los atracos “oficiales” que merman los dineros destinados a servicios u obras públicos.
Y es que hoy pocos ignoran que cada peso de deuda, sobre gasto en el gobierno o robo al presupuesto, lo habremos de pagar tarde o temprano, ya sea con la falta de medicamentos, malos servicios públicos, alza en los impuestos (ya se viene el regreso de la tenencia vehicular) o con la pérdida del poder adquisitivo del salario para quienes tienen empleo regular y los ingresos del que se encuentra en la informalidad.
Pero la cosa se pone peor pues esas mismas personas saben que así como la 4T ubica fácil y rápidamente a sus “enemigos”, tiene los datos de los rateros que militan en sus filas así como la de los criminales que de repente “aseguran” y señalan como los más violentos, aunque se trate de sujetos de medio o bajo perfil.
La mejor muestra de ello es lo que ocurre precisamente en Michoacán donde ahora resulta que cazan a delincuentes para dar la “gran noticia” y no lo hicieron antes cuando Carlos Manzo les pidió auxilio y todos, empezando por el gobernador Bedolla, se burlaron de él.
Total, el gobierno sabe dónde están, siempre lo han sabido especialmente las fuerzas armadas pero no actúan por “alguna razón” que seguramente se mide en dólares.
Tan lo saben que una muestra de esa “inteligencia” fue el diagnóstico preciso que hicieron de la marcha del sábado pasado que pueden menospreciar pero mostró que ya vivimos ese estado policíaco que en este espacio anunciamos. De aquí a la represión que va más a allá de los golpes y gaseadas para llegar a la intimidación directa es cuestión de tiempo; los dientes y las uñas ya se mostraron, ahora viene la vigilancia, el “big brother” que aplican los regímenes totalitarios.
Al tiempo, ya lo vamos a ver ahora que ya tiene la 4T su propio poder Judicial y el ciudadano y sus organizaciones ya perdieron hasta el Amparo.