El Tren Maya la hace otra vez


Para rematar el desastre del Tren Maya, hay dos asuntos que tienen que ver con corrupción. De una parte, está el Caso Koldo que se ventila en España
DRA. ALICIA BÁRCENA IBARRA,
SECRETARIA DE MEDIO AMBIENTE Y
RECURSOS NATURALES:
+Ahogado el niño, tapan el pozo.
Refrán popular
Con más frecuencia de lo deseable, los gobiernos mexicanos tienen conductas que rayan en lo surrealista. Ahora resulta que a cinco años del inicio de las obras del Tren Maya (TM), los permisos están incompletos, parte de los cuales debieron tramitarse ante la SEMARNAT. En cualquier país medianamente civilizado, la autoridad es la primera en cumplir las normas, leyes y reglamentos que produce; pero no, en México pesa más el capricho de un inquilino de Palacio Nacional que el respeto a la legalidad, la planeación y el análisis del costo beneficio de una obra monumental.
Según informó usted a la Comisión de Medio Ambiente de la Cámara de Diputados, el equipo de la SEMARNAT se ha visto obligado a realizar recorridos de supervisión en los siete tramos del TM y 28 obras asociadas, a fin de verificar cuáles permisos se tienen y cuáles no, y a la postre regularizar la obra. ¡A posteriori!
Celebro que de parte de SEMARNAT haya la decisión de “presionar” -como usted misma aseveró- para que la empresa militar encargada de la administración del TM cumpla con el 95% de las condicionantes de impacto ambiental, particularmente en el tramo 5. Dichas condicionantes tienen como propósito mitigar el daño ambiental generado por la obra.
La van a tener muy difícil, doña Alicia.
Empecemos porque se afectaron ocho cavernas y un cenote; muchos vimos en medios y hasta en National Geographic los pilares que se introdujeron en las cavernas para que sostuvieran el paso del tren en un suelo calcáreo. Dichos pilares, al contacto con el agua, están produciendo una gran cantidad de óxido y con ello contaminando el líquido. Corríjame si estoy equivocado, el problema adicional es que las cavernas y los cenotes están conectados con el sistema acuífero subterráneo de la península yucateca, por lo cual más temprano que tarde se contaminará todo.
Ahora pasemos al segundo mega problema: la construcción del TM implicó que se deforestaran por lo menos 10 mil 831 hectáreas ocupadas por las instalaciones, vías y obra auxiliar. Por supuesto, la SEDENA y la empresa militar de nombre larguísimo (Grupo Aeroportuario, Ferroviario y de Servicios Auxiliares Olmeca Maya-Mesecha) nunca tramitaron el cambio de uso de suelo y cuál era el impacto ambiental. El daño ya está hecho, pero la reforestación no se ha llevado a cabo, afectando así a la flora y la fauna de la región.
El Tren Maya tampoco ha cumplido con los objetivos de desarrollo social y económico propuestos; no lo ha logrado porque nunca se hizo la investigación y la planeación necesarias. Nada más hay que recordar cuántas veces se cambió el diseño original. Con un costo de 470 mil 400 millones de pesos, no ha traído el flujo turístico que el TM requiere para no seguir perdiendo dinero, pero sobre todo para dinamizar la economía de las distintas localidades por las que atraviesa.
Las autoridades municipales se quejan de que, por ejemplo, la estación Chichén Itzá se encuentra muy lejos del recinto arqueológico y no hay transporte eficiente que conecte ambos puntos. Eso sin contar que el trayecto toma más tiempo que el de un autobús, saliendo de Mérida.
Al gobierno de la presidenta Sheinbaum le toca lidiar con este costoso elefante blanco y para ello ha decidido que el TM también sea de carga; me entra la duda de si se está echando dinero bueno al malo. El chiste costará siete mil 700 millones de pesos y la deforestación de otras 259 hectáreas de selva. Esos terrenos servirán para la construcción de almacenes, edificio aduanal, almacenamiento de combustible y alojamiento para la Guardia Nacional.
Espero que la empresa militar se tome la molestia de hacer la correcta investigación de mercado y planeación, además de presentar ante SEMARNAT la Manifestación de Impacto Ambiental antes de empezar las obras, a fin de que el daño ecológico sea el menor posible. Esta segunda etapa del TM contemplará varias terminales, siendo una de ellas la que lo conecte con el Tren Transístmico; ya veremos si resulta económicamente viable.
Mire, doña Alicia, este capricho del Tren Maya ha sido tan absurdo que se espera que con el servicio de carga lleve a la empresa militar a un punto de equilibrio en ¡el 2030! No estamos hablando de recuperar la inversión; para nada. Así que con nuestros impuestos el gobierno federal seguirá subsidiando al TM, porque en 2024 solo generó ingresos por el 10% de su costo de operación.
Para rematar el desastre del Tren Maya, hay dos asuntos que tienen que ver con corrupción. De una parte, está el Caso Koldo que se ventila en España; aparentemente habría por ahí moches para que empresas españolas pudieran acceder a contratos del TM. De otra, está el caso del huachicol fiscal que presuntamente se habría utilizado en la construcción de la obra. O sea, del nabo.
Con la colaboración de Upa Ruiz
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