¿Y qué dicen las encuestas?


Todo indica que el segundo piso de la 4T debe empezar a dar resultados más allá de los programas sociales, si quiere conservar el poder en el 2027
LIC. LÁZARO CÁRDENAS BATEL,
JEFE DE LA OFICINA DE LA PRESIDENCIA:
+Los votantes no se sienten
responsables de los fracasos
del gobierno que han votado.
Alberto Moravia
Hasta principios de siglo, corría entre los dedicados al marketing político la Teoría del Votante Racional el cual, ante un mundo de datos que debía recolectar para emitir un sufragio suficientemente informado, optaba por la ley del pulgar. Esto es, aprobaba o reprobaba a un gobernante contestando simplemente la pregunta ¿Qué has hecho por mí y por nosotros últimamente?
No es que el elector sea un holgazán cívico, sino que sus evaluaciones y decisiones son extremadamente más complejas que las de un consumidor. Si uno va a comprar un refrigerador, maneja variables muy concretas y que tiene a la mano, pero si va uno a escoger un gobernante las variables sobre bienes y servicios públicos son múltiples y con un montón de condicionantes.
A un año de haber tomado protesta, no sería justo aplicar la ley del pulgar sobre la gestión de la doctora Claudia Sheinbaum, pero aun así conviene revisar las encuetas. Según el estudio demoscópico de El Financiero, la presidenta llega a su primer año de gobierno con el 70% de aprobación; sin embargo, todo indica que esta percepción positiva forma parte de la luna de miel de cualquier mandatario durante su primer año de gobierno.
En contrapartida, ya desde ahora se empieza a ver el desgaste del ejercicio de gobierno sin grandes logros, pues sus mejores números fueron en febrero; de entonces a la fecha han disminuido las opiniones favorables sobre sus atributos: honestidad 83% a 64%; liderazgo 82% a 66%; y capacidad para dar resultados 78% a 54%.
Pese a una aprobación general tan alta, la percepción sobre aspectos específicos no es favorable; por eso hablamos de la luna de miel. Tomando como referente el mes de abril, la percepción positiva sobre el manejo de la economía bajó de 74% de aprobación a 53%.
Los demás aciertos de la actual administración son ubicados por los encuestados en el manejo de los apoyos sociales 75%; educación y combate a la pobreza, 48% ambos. Respecto de estos últimos cabe recordar que como ampliamente se publicitó, la 4T había sacado de la pobreza -no confundir con pobreza extrema- a 13.4 millones de mexicanos. Ayer nos enteramos de que 1.7 millones de mexicanos salieron de la pobreza extrema, pero que dicha disminución no tuvo su origen en los programas sociales, sino en el propio esfuerzo de las personas (Coordinación para la Medición de Pobreza y Evaluación Integral de la Política de Desarrollo Social-INEGI).
A lo que voy es que los programas sociales parecen incidir mayormente en el estamento de pobreza, porque 60% de las personas en pobreza extrema no reciben ningún apoyo, cuando debieran ser las primeras. Y peor está la cosa cuando el número de mexicanos sin acceso a servicios de salud se ha multiplicado en los últimos ocho años; mientras que en 2016 teníamos 15.6% de mexicanos sin acceso a la salud, ahora nos encontramos con 34.2% (INEGI). Esperemos que en este segundo año la presidenta ponga especial atención en estos dos asuntos.
De las cifras anteriores resalta que los ciudadanos no identifican ningún programa o política que sea distintiva de la actual administración, pues la acción de gobierno la ven como la continuidad de López Obrador; seamos claros, son continuidad del expresidente, no del movimiento ni de la 4T, y eso no le conviene a la doctora Sheinbaum.
En tres aspectos dominan las opiniones de mal/muy mal en el estudio de El Financiero: combate a la corrupción empeoró de 52% a 75%; seguridad pública pasó de 37% a 54%; el crimen organizado fue de 61% a 74%. Lo anterior nos lleva a pensar que los buenos números que podemos ver en la reducción de las tasas de delitos aún no es suficiente para la población. Y en el caso de la corrupción, nuevamente considerando de abril a la fecha, este rubro creció de 15% a 21%.
Me atrevo a interpretar que la expectativa de que mejore doña Claudia en sus fallas es alta, pues 57.5% cree que lo hará hasta antes de que acabe el sexenio, predominando la idea de que será en los próximos tres años.
Esperemos que la presidenta no se duerma en sus laureles actuales, porque toda luna de miel se acaba. Al respecto, mire don Lázaro, qué datos tan interesantes nos comparten Integralia Consultores y el INEGI: el balance anímico de la población adulta medida en una escala de 1 a 10 se ubica en 5.4, casi un punto menos que el año pasado. El humor social, entendido como la percepción de que el país va en la dirección correcta, bajó de 58% a 40% en los últimos 12 meses.
Todo indica que el segundo piso de la 4T debe empezar a dar resultados más allá de los programas sociales, si quiere conservar el poder en el 2027.
Con la colaboración de Upa Ruiz
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