Lecciones desde Venezuela
Crónica confidencial
Como ve, estimada doctora Sheinbaum, el populismo y la concentración del poder en una sola persona, son malos ingredientes para la salud de un país. Sólo escuchar la voz propia, sobreideologizada, aumenta el margen de error en la toma de decisiones
Escribe: Leopoldo Mendívil
DRA. CLAUDIA SHEINBAUM,
PRÓXIMA PRESIDENTA DE MÉXICO:
+Cuando veas las barbas de tu vecino
cortar, pon las tuyas a remojar.
Refrán popular
En 2004, el Centro Carter (CC) avaló el referéndum que mantuvo a Hugo Chávez en el poder. Desde entonces, este organismo observador de los procesos electorales y defensor de la democracia ha estado presente en todos los comicios llevados a cabo en ese país.
El martes, el CC afirmó que no existen condiciones para avalar las elecciones del pasado domingo, debido a que “no se adecuaron a parámetros y estándares internacionales de integridad electoral” por lo que “no pueden ser consideradas como democráticas”. El comunicado del CC fue emitido hasta que sus representantes estuvieron fuera de Venezuela; por algo será.
En una apretada síntesis de los hechos ocurridos del domingo al día de ayer, le puedo decir, doña Claudia, que las sospechas de fraude tienen su origen en el Centro Nacional de Elecciones, controlado por el gobierno, pues: 1) Su sistema de conteo se cayó -y calló- por seis horas; 2) Solo ha difundido resultados a totales, que dan 51% de los votos a Nicolás Maduro frente a Edmundo González Urrutia, candidato de Plataforma Unitaria Democrática; 3) No ha dado a conocer el desglose casilla por casilla, al que le obliga la ley, mientras que La oposición, liderada por Corina Machado, afirma haber recolectado 84% de resultados por casilla, los cuales respaldan el triunfo de su candidato por una amplia diferencia y, además, coinciden con las encuestas previas; 4) No permitió la presencia de ningún otro observador electoral; 5) Su director Elvis Amoroso, es amigo personal de Maduro.
El caso es que, al momento de escribir estas líneas, hay protestas generalizadas en Venezuela, arrojando -hasta ahora y por lo menos- 11 muertos, alrededor de 500 heridos y más de mil arrestados.
Los comicios en Venezuela tuvieron ominosos antecedentes. Después de largos años de negociaciones entre el gobierno y la oposición, en 2023 Maduro accedió liberar a seis políticos opositores y celebrar elecciones transparentes. A cambio, Estados Unidos levantaría algunas de las sanciones impuestas.
La oposición a Maduro tiene buenas razones, más allá de las ideológicas. La deuda pública representa el 131% del PIB y su Índice de Corrupción es tan alto que, si alguien quiere hacer negocios en ese país, debe considerar que ocupa el lugar 188 de 190 países medidos (Doing Business). En lo social, 89% de los hogares padece inseguridad alimentaria; la cobertura educativa apenas llega al 66% y una tercera parte de los menores han tenido que abandonar la escuela para trabajar.
En cuanto a su Índice de Desarrollo Humano, Venezuela ocupa el lugar 199, con 0.699 puntos de un máximo de 1.000; para que nos entendamos, está por debajo de Bostwana. Ello explica que seis millones de venezolanos hayan abandonado su país.
Como es lógico, la población protesta una y otra vez, pero el gobierno de Maduro no ha tenido más respuesta que la represión; de hecho, su Índice de Paz es de los más bajos en el mundo con 2.6 puntos de 10. Baste recordar que un buen número de políticos opositores están inhabilitados para contender por cargos públicos, como es el caso de la muy popular Corina Machado, quien cedió su lugar a González Urrutia, en la pasada contienda electoral, pues está acusada de ¡promover una invasión extranjera en Venezuela!
¿Cómo llegó Venezuela a este punto?
Me gustaría compartirle lo que la doctora Ana María Bejarano, de la Universidad de Toronto, anticipó hace más de una década en su ensayo “La muerte lenta de la democracia en Venezuela”.
La doctora Bejarano atribuye la decadencia democrática a una cadena factores. Cuando Hugo Chávez llegó al poder en 1998 implementó medidas populistas, entre otras, “refundar la República, a fin de acabar con el dominio de las élites y eliminar a los viejos partidos corruptos”. La nueva Constitución venezolana favorecía el dominio presidencial a través de la facultad concedida al Poder Ejecutivo de legislar por decreto, convocar a toda clase de plebiscitos y referendos, disminuir el número de asientos en el Legislativo y colonizar el Poder Judicial. ¿Le suena familiar?
La falta de contrapesos políticos y la gestión populista lo único que hicieron fue tejer los eslabones económicos de la cadena, como la fallida manera en que el gobierno enfrentó la pérdida del valor estratégico del petróleo y la baja de su precio, lo cual derivó en una crisis económica. Ésta condujo a la aplicación de paquete de estabilización que llevó a un descontento popular por la carencia generalizada de bienes públicos y de consumo.
Como ve, estimada doctora Sheinbaum, el populismo y la concentración del poder en una sola persona, son malos ingredientes para la salud de un país. Sólo escuchar la voz propia, sobreideologizada, aumenta el margen de error en la toma de decisiones.
Como diría el clásico: “Ahí se lo dejo como cosa suya, para su reflexión”.
Con la colaboración de Upa Ruiz
X: @upa_ruiz
X: @Lmendivil2015